Tao, VIII
La bondad suprema es como el agua,
que todo lo nutre sin pretenderlo.
Por eso es como el Tao.
Al morar, vive cerca del suelo.
Al pensar, manténte en lo simple.
En el conflicto, sé considerado y generoso.
Al gobernar, no intentes controlar.
Al trabajar, haz lo que disfrutes.
En la vida familiar, permanece plenamente presente.
Cuando te contentes con ser simplemente tú mismo,
y no te compares ni compitas,
todos te respetarán.
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