limbo
Hay un retumbar de nenúfares simiescos
-la presencia del aire que se inquieta-
El frío metal de amanecida,
cuchillo de aristas de las cosas,
cubre de gris el misterio
del hueco, de lo cóncavo y convexo
En el limbo del tiempo que se cierne
En la luz que no es posible determinar
-mengüante o creciente bajo el sempiterno instante-
la palabra retumba sorda como concha vacía
Si podemos callar hasta por dentro
la luz metal reluce como el oro en nuestros ojos
porque los ojos hablan el lenguaje del asombro
el que la palabra entierra
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