Saturday, January 31, 2015

No debí hacerme entender,
nunca lo hago.

Me quedo mirando al amigo,
a esos ojos que me atraviesan
obnubilados por no se qué conclusión
o infinito
pero que miran más allá de mí,
como si fuera transparente,
como si fuera un cristal limpio
de una cafetería cualquiera
mientras que revuelve su café recién hecho,
recién comprendido,
mientras se siente sagaz.

Él ya ha establecido una idea,
un juicio, una sentencia sobre mí,
y yo la sé
y no me gusta.
No me gusta porque a partir de ahora
cada vez que intente comunicarme con él
veré su juicio escrito en la frente
y sabré que dará igual lo que diga
porque él siempre me volverá a mirar
como si fuera ese cristal transparente
que creyó una vez atravesar.


Tal vez no utilicé las palabras adecuadas,
                                         nunca lo hago