A su encuentro

"Huí de Él bajo las noches y los días

Huí de Él bajo los arcos de los años

Huí de Él por el dédalo

de mi propia mente;

y en la niebla de lágrimas

me oculté de Él,

y bajo un fluir de risas."

Francis Thompson, El lebrel del cielo

http://hjg.com.ar/txt/poesia/lebrel.html

letargo canicular

tráfico de días, imparable

marisma de aceras y de gentes

vagando de no sé qué prisas

a no sé qué haceres

letargo de la ciudad:

mi aliento espeso

y el estómago retorcido 

me delatan en mi parálisis

que es huida

las viejas plañideras

reclaman otoños de primavera

para sobrevivir

al hastío de un verano quebradizo

inquieta, percibo

un temor opaco:

cuántas veces habré

de perderme

para salir indemne

de estas ruinas

Tao, VIII

La bondad suprema es como el agua,

que todo lo nutre sin pretenderlo.

Se contenta con los lugares inferiores que la gente desdeña.

Por eso es como el Tao.

Al morar, vive cerca del suelo.

Al pensar, manténte en lo simple.

En el conflicto, sé considerado y generoso.

Al gobernar, no intentes controlar.

Al trabajar, haz lo que disfrutes.

En la vida familiar, permanece plenamente presente.

Cuando te contentes con ser simplemente tú mismo, 

y no te compares ni compitas, 

todos te respetarán.

MULTI-VERSO

como son parcas las palabras

fugitivos los instántes

y la luz amordaza toda ráfaga de ternura

deberemos correr a velocidad imposible

dejar tras de  nosotros astros que brillaron

milenios atrás

para alcanzar el misterio ignoto

de la coincidencia

en una y la misma partícula

de lo amado y del amante

en aquel lugar remoto

cuya verdad no pudo nunca ser alumbrada

bajo ninguna luz