Tengo un amor triste que contar

y cuento: uno, dos, tres
solo me detuve una vez para mirar
el rostro callado de ayer

Tengo una pena chica que me inunda
de nostalgia boba, vieja guasona
que se divierte con mi cara de tonta
mientras cuento las horas que van al revés:
y van una, y van dos y van tres,
que van a parar
a la mejilla equivocada
al corazón caliente
de este mi vientre dolido
y ausente, de mi pena de amor
triste y pequeño,

como yo

Tengo, tengo, tengo,
pero en realidad no tengo nada
solo retahíla de cuentos
que cuentan las cuentas
del uno, del dos y del tres
mientras callan ausentes
los huecos blancos, columnas
sobre el papel, que cuentan el cuento
que no viene a cuento
y que cuenta de ayer,
un cuento en el que no me encuentro
ni del que me puedo perder.

De acuerdo, los días
son blancos
las muertes aprietan
los dientes se arrastran
pedigrí en mano
tras de las puertas
como si no pudieran
ya más

De acuerdo, no lo voy a negar

Las llaves se ocultan
en macetas olvidadas de semillas
en felpudos mugrientos
o hay que rebuscar en la basura
para poder alcanzar
una de las habitaciones

Son incómodas
huele mal
y la humedad empapa

las paredes y el corazón


pero

Homenaje al rendido

Un refugio
al abrigo del desastre
nos ampara

(Las cárceles pueden ser acogedoras)

Una atalaya nos advierte
del fuego sobrevolando
los bosques del amor

(Jamás lo podré arrojar por la ventana)

Dijo quien renunció a su pena